
Érase una vez una cebra totalmente blanca.
Le contaron que, de pequeña, las rayas habían desaparecido después de bañarse en el Lago Mágico, quedando diluidas en el agua.
Era feliz. Pero el inconveniente era destacar demasiado en la sabana.
—¿Quizá volviendo al Lago las recuperaría?
Anduvo toda la noche. Por la mañana, entró en la laguna despacio. Se estuvo rato nadando y chapoteando. Al salir, observó triste que aún estaba sin marcas.
Como estaba agotada, se quedó dormida bajo un baobab.
Al despertar, vio que la sombra de las ramas había quedado dibujada en su piel.
Emma Martí i Casas
1r premio – Concurso microrrelatos RNE programa “Solamente una vez”
100 palabras microrrelato cuento infantil