
Tu forma de vida no la destruyes, sólo la modificas y actualizas.
Llevas unos días en el comienzo de transformar lo que no te hacía feliz y todo lo que
sea cambiar, te será difícil, llegando a agobiar, pero cuándo lo logres, hallarás el
sentido a esa lucha, el triunfo de un renacer.
No ceses en tú camino, por mil obstáculos que te lo dificulten; no antepongas la
felicidad de los demás a la tuya propia, dado que quién te requiera, te necesitará con
esa luz.
Y, sobre todo, nunca te traiciones a ti, más si los demás lo hacen, no te debe afectar,
porqué para ello nadie tendrá el poder si no se lo otorgas.
Los días de tinieblas acude a quién ilumine tú camino. Los días de alegrías compártelos
con quién merezca la pena.
Tú energía dirígela siempre a originar un mundo a tú medida y nunca creas a quién te
diga, que hay imposibles.
Mírate en el espejo, hasta lograr ver que tú nueva forma, por singular y extraña que te
parezca, no deja de ser aquello que fuiste y que siempre te gustó, pura esencia.
Ahora, sólo queda extender tus nuevas alas y sobrevolar todos tus sueños.
Rafael Moreno Guardado
2021