Sigue el agua su camino,
y al pasar por la arboleda
mueve impaciente la rueda
del solitario molino.
Cantan alegres
los molineros
llevando el trigo
de los graneros.
Trémula el agua
lenta camina:
rueda la rueda,
brota la harina.
¡Y allá en el fondo
del caserío,
al par del hombre
trabaja el río!
La campesina tarea
cesa con el sol poniente,
¡y la luna solamente
guarda la paz de la aldea.
Antonio Fernández Grilo
